martes, 21 de mayo de 2013

Memorias de verano


El nombre se difumina en sus recuerdos, al igual que las circunstancias en las que la conoció. Sin embargo a su mente llegan decenas de imágenes todos los días. Las puestas de sol en la azotea. Las horas hablando a su lado. Los veranos con sonido a una melodía de tres notas a la que nunca le pusieron nombre.
Sus palabras dulces. Libre como un ave. De corazón fuerte. Noble. Inteligente. Después, débil, desanimada, triste y abandonada. Otro invierno en el que coge una mano blanquecina que nunca más volverá a moverse.
A menudo la recuerda, cuando camina delante de aquel bloque de pisos tablado con olor a desolación. Es durante un breve momento, en el que sus pasos se dirigen hacia la puerta y sin que pueda evitarlo, sus manos empujan una puerta que chirría con fuerza.
A menudo busca algo que le indique que no fue un sueño. Pero sólo hay silencio y soledad. La melodía de tres notas nunca ha vuelto a sonar.

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